sábado, 5 de abril de 2014

La Nave vigilante Sentinel-1A



Cualquier mínimo cambio que se produzca sobre la superficie terrestre, en los océanos o en la atmósfera será detectado por la red de satélites Copernicus, el mayor sistema civil de observación de la Tierra que impulsa la Agencia Espacial Europea (ESA). El primer aparato, el Sentinel-1A, desplegó ayer en el espacio, en una órbita a 693 kilómetros de altura, la antena de su radar y los paneles solares después de que fuese lanzado con éxito en la noche del jueves desde la Guayana francesa.Copernicus es el equivalente de Galileo, la constelación de satélites que supone la alternativa al GPS norteamericano. Solo que en este caso la misión es desplegar una red de vigilancia medioambiental del planeta cuyos datos sirvan para la toma de decisiones ambientales o de respuesta ante emergencias y catástrofes naturales, aunque la información también podrá ser utilizada por los ciudadanos y por los proveedores de servicios de todo tipo.
El proyecto está diseñado para proporcionar información en seis áreas claves: monitorización del terreno, seguimiento del entorno marítimo, gestión de catástrofes, seguimiento de la atmósfera terrestre y del cambio climático y seguridad.
El primer satélite tiene capacidad para tomar imágenes de día y de noche e incluso a través de las nubes y la lluvia. Proporcionará información casi en tiempo real en cualquier tipo de condición meteorológica. Sus capacidades son sumamente amplias: desde examinar la evolución de las capas de hielo a medir la humedad de las superficies cultivadas y los bosques.
Es la primera de un total de seis misiones que, en conjunto, tienen un presupuesto de 7.500 millones de euros.

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